Esta laguna salada de España es legalmente una persona. Así es como sucedió y por qué esto podría ayudarla a sobrevivir
(CNN) -- El Mar Menor, la mayor laguna de agua salada de Europa, se encuentra en la costa del sureste de España. Una franja de arena separa sus 52 kilómetros cuadrados del Mediterráneo, creando aguas cálidas y poco profundas y atractivas playas populares entre los turistas.
Pero en los últimos años, estas aguas cristalinas se han enturbiado por la proliferación de algas, montones de peces muertos han llegado a sus orillas y el aroma fresco y salado de antaño ha sido sustituido por un hedor nauseabundo a descomposición.
Los precios de la vivienda en la zona han bajado, los ingresos por turismo han disminuido y la población local está enojada. Pero uno de ellos tuvo una nueva idea para proteger la laguna: ¿Y si se le concedieran los mismos derechos legales que a una persona? ¿Y si tuviera derecho a existir y a ser protegida de los daños que se le causan?
Teresa Vicente, profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad de Murcia, se hizo estas preguntas por primera vez en 2019. Tres años más tarde, tras una intensa campaña, el Mar Menor se convirtió en el primer ecosistema de Europa al que se le reconocen derechos de persona jurídica.
Este lunes, Vicente fue galardonada con el prestigioso Premio Medioambiental Goldman, un premio anual otorgado a seis líderes medioambientales de base, cada uno de los cuales trabaja en un continente diferente. Su estrategia legal, que capacita a los ciudadanos para actuar en nombre de la naturaleza, fue elogiada por sentar "un importante precedente para democratizar la protección del medio ambiente y ampliar el papel de la sociedad civil en apoyo de las campañas medioambientales".
Desastre ecológico
Vicente, de 61 años, nació y creció en la región de Murcia y sus recuerdos de la laguna se remontan a su infancia. Recuerda cuando jugaba allí en pantalón corto y camiseta, las fiestas en la playa durante su adolescencia y el agua transparente. "Para mí, la laguna lo era todo", explica a CNN.
Pero hace unas décadas, las cosas empezaron a cambiar. Hubo un boom urbanístico (hoy, el banco de arena que separa la laguna del océano está lleno de rascacielos de apartamentos), un aumento de la contaminación por plásticos y un enorme incremento de la agricultura intensiva. En 1979 se abrió un nuevo canal que llevó el regadío a la región y contribuyó a transformarla en una potencia agrícola. Hoy, Murcia representa el 20% de las exportaciones hortofrutícolas españolas, con más de 2,5 millones de toneladas al año, desde lechugas y brócoli hasta limones y alcachofas.
Combinado con el calentamiento de las aguas por el cambio climático, esto se convirtió en una receta para el desastre ecológico. Las filtraciones de fertilizantes llenos de nitratos entraron en la laguna, provocando una eutrofización extrema, es decir, la acumulación de algas que agota el oxígeno del agua. Desde 2016, se han producido tres mortandades masivas de peces y crustáceos, colapsaron las poblaciones de mejillones y ha muerto el 85% de las praderas marinas de la laguna.
Fue después de la mortandad de 2019, en la que unas tres toneladas de peces muertos llegaron a las costas, cuando Vicente se vio obligada a actuar. En ese momento estaba de becaria por tres meses en el Centro de Justicia y Clima de la Universidad de Reading (Reino Unido), pero sus alumnos de Murcia la llamaron para contarle lo que estaba pasando. "Volví inmediatamente, porque quería empezar a aplicar la teoría a la ley", dice.
Derecho a existir
La concesión de "derechos de la naturaleza" es un concepto que se debate desde hace tiempo, pero que no ha cobrado fuerza hasta los últimos años. En la última década, ecosistemas como el río Atrato, en Colombia, y el río Whanganui, en Nueva Zelandia, han obtenido personalidad jurídica.
Fueron estos ejemplos los que inspiraron a Vicente para hacer lo mismo con el Mar Menor. Observa que, sobre el papel, la laguna ya estaba protegida por varios convenios internacionales, como su clasificación como Humedal Ramsar de importancia internacional y Zona de especial protección para las aves silvestres. Pero ninguno parecía proteger la laguna de la grave contaminación. "Sabíamos que teníamos que hacer algo más que todas estas protecciones, algo que fuera más allá", señala.
Empezó a dar a conocer la campaña, escribiendo un artículo para un periódico local, y a pesar de la oposición inicial consiguió ganarse el apoyo de las comunidades ribereñas, enfurecidas por la contaminación a sus puertas. En 2021, Vicente había recogido más de 600.000 firmas, más de las que necesitaba para proponer el proyecto de ley. Siguieron manifestaciones públicas, reuniones con representantes del gobierno y entrevistas en los medios de comunicación, hasta que en septiembre de 2022, el Senado español lo convirtió en ley.
Menos de dos años después de la aprobación de la ley, el Mar Menor no se ha recuperado milagrosamente. El proceso llevará tiempo, pero ahora la laguna tiene derecho a la conservación, protección y reparación de los daños medioambientales. Vicente explica que se han designado tres nuevos órganos legislativos, compuestos por representantes del Gobierno, científicos y ciudadanos locales, para supervisar la aplicación de la ley, y aunque la laguna no pueda hablar por sí misma, ahora cualquier ciudadano puede presentar una demanda en nombre del Mar Menor.
Vicente confía en que el nuevo modelo de justicia ayude a "cortar el veneno" que está entrando en la laguna, refiriéndose a los nitratos procedentes de la agricultura intensiva, y a defenderla de otros daños. Después, espera que las soluciones basadas en la naturaleza puedan empezar a restaurar la zona.
"Ahora mismo, el Mar Menor está en cuidados intensivos", dice. "Quizá no vuelva a ser como era cuando yo era más joven, pero al menos tendrá una vida digna".